Mimosas
Saber tanto del mundo,
saber, por ejemplo,
que somos mimosas
(que la alegría amarilla en tres días será viruta de madera,
que el olor de cumpleaños, aire pesado y enfermo,
que los pomos esponjosos, puños cerrados)
es el peso de los muertos que descansan en tu estante,
felices y dolientes bañados por el sol.
Sólo en tu cuarto,
o en el cuarto del desorden,
no hay gravedad:
el olor a mar de cera
y los niños que cuelgan y bailan
son el juego que nos traemos entre manos.
Entonces no pesa la cultura,
ni el legado de tus muertos,
ni nada significa nada,
ni decimos nada.
Sólo carne y juego
en un tiempo tan pequeño.
saber, por ejemplo,
que somos mimosas
(que la alegría amarilla en tres días será viruta de madera,
que el olor de cumpleaños, aire pesado y enfermo,
que los pomos esponjosos, puños cerrados)
es el peso de los muertos que descansan en tu estante,
felices y dolientes bañados por el sol.
Sólo en tu cuarto,
o en el cuarto del desorden,
no hay gravedad:
el olor a mar de cera
y los niños que cuelgan y bailan
son el juego que nos traemos entre manos.
Entonces no pesa la cultura,
ni el legado de tus muertos,
ni nada significa nada,
ni decimos nada.
Sólo carne y juego
en un tiempo tan pequeño.