miércoles, septiembre 13, 2006

Tempestades

Llueve y truena y muerde como el día del juicio final. El cielo se abre en líneas verticales que lo descomponen como gritos de mujeres y de angustias. Te gusta darle la espalda a la tormenta y percibirla en forma de reflejos y destellos. Las luces de fiesta son el día durante décimas. Qué has hecho hoy, cuánta bondad en el sol escondido y en harapos. A punto de irrumpir en tu casa y de pronto una luz. Mejor imaginarte, escucharte hablar entre montañas. Termino el día sin subir en ti. La tormenta arrastra tu voz a trompicones, gargantas cayendo cuesta abajo. Ya se aleja, ya eres antes, ayer, pasado. Fuera de ti, la tormenta es agua, rayo, ruido. Libre de ti, prosa.