lunes, agosto 28, 2006

Muertes y demás perversiones

La lengua (la de ella), un rayo de sol resquebrajando la tormenta eléctrica de la boca de la otra. La ira (la de ella), astilla de arena levantada en la humedad de la orilla más peligrosa del sexo de la otra. Humedad (la de ambas) que todo lo arrolla, que todo lo arrulla y que todo lo vence. De qué se discutía antes del baño de zumos: no tiene importancia; palabra que entra en crisis como mujer en los cuarenta. Lo primero fue el verbo y sería el verbo capaz de destruirlas. Lo último será la carne, será la tierra. La piel hecha verbo desecha al verbo. Sobran la uve, la e, la erre, la be y la o ante los dedos (los de ella) desgranando (uno a uno, grano a grano, granada de mano, arma de entrepierna) la antigüedad griega de la gruta de la otra.

Muerte en brazos de o a manos de. Preposiciones y matices. Buscad ahí la verdad.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

suerte, gitana

12:01 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

poca gente lo hace igual que usted empleando las letras como armas... Le parece bonito?
Suerte

10:57 a. m.  

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